jueves, 4 de mayo de 2017

Ojalá fuera un dictador

Pues sí... El título de esta entrada va de la mano con lo que en muchas oportunidades he deseado.

¿No les sorprende la facilidad con lo que muchas personas hablan sobre dictadura? ¿Se han planteado, por lo menos, lo que es un dictador?

Porque, a parecer de muchos, se supone que actualmente los venezolanos somos expertos en la materia. Pero esto según opiniones que se basan en la matriz de una opinión forjada en la actualidad y nada en el pasado.

Cuando escuchamos la palabra dictadura, son muchas las cosas que pueden llegar a nuestras mentes: un sistema de gobierno que es dueño de todo, que te prohíbe hasta el aire que respiras, que se vale de la fuerza para seguir siendo poderoso, o que silencia los medios de comunicación. Pero realmente, ¿Ese es el caso de Venezuela?

Afirmar que Venezuela vive bajo una dictadura y omitir que son las empresas privadas quienes abarcan el monopolio de la economía y el mercado, es tan irracional como pretender respirar bajo el agua; creer que el gobierno venezolano se encuentra constituido por una dictadura y obviar que se ciñe por el ordenamiento jurídico internacional en cuanto al uso de armas para el control de manifestaciones, es tan asqueroso como defecar en plena vía pública; decir que el gobierno nacional ordena la represión de los manifestantes y ocultar que son casos muy puntuales los que representan el uso excesivo de la fuerza y que los funcionarios son puestos ante la justicia, es tan estúpido como caminar desnudo por la ciudad mientras se lleva consigo una biblia; afirmar que los cuerpos policiales son unos desalmados que torturan a los manifestantes a punta de bombas lacrimógenas y omitir la muerte de los funcionarios de seguridad por impactos de balas y armas caseras hechas "pacíficamente" por los "estudiantes" es tan irracional como viajar desde Miami hasta Caracas sólo para ser grabado en una manifestación, sobreactuar y afirmar haber sido reprimido, cuando los cuerpos policiales le pasaban por un lado; afirmar que la dictadura chavista censura todos los medios de comunicación y expresar, a través de estos mismos medios, todas las hipótesis que les acabo de enunciar, resulta ilógico. Pero sí, es ilógico y es justo eso lo que hace de esta "dictadura" algo especial.

Recientemente un grupo de opositores llegaron a atacar un cuartel de la aviación y éstos en lugar de contraatacar como aspiraban los manifestantes, no lo hicieron. Se acogieron a los tratados internacionales y usaron las tan famosas bombas lacrimógenas. Si Rómulo Betancuort estuviera de presidente hubiese autorizado que esperaran a los manifestantes a plomo limpio. ¿Lo recuerdan? Pero claro, el dictador es Nicolás Maduro.

Betancuort también hubiese ejecutado su mano firme y decidida en contra de los profesores y universidades que actualmente politizan los estudios. De esto conozco bien. Estudio en una universidad donde debo pagar un alto precio y mi opinión debe estar acorde a la impuesta por los docentes, o simplemente callar, porque de lo contrario corro el riesgo de tener malas calificaciones. Ya me ha sucedido.

En manos de Marcos Pérez Jiménez, y otros cuantos presidentes de la tan famosa cuarta república, los opositores al gobierno serían encarcelados, torturados, lanzados al exilio, desaparecidos o asesinados. Sin derecho a réplica, pero claro, Maduro debe ser considerado un dictador, no ellos.

Betancuort no renunciaba ni se dejaba renunciar, pero Nicolás Maduro sí lo debería hacer porque de lo contrario, es un dictador.

¿Augusto Pinochet hubiese tolerado la cuarta parte de lo que se ha venido desarrollando en Venezuela durante los últimos tiempo gracias a la oposición? Seguramente no. Si palabras como "dictadura", "compañero", "sindicato", "libertad de expresión", estaban prohíbidas y hasta asesinaban por decirlas, imagínense lo que hubiese ocurrido por trancar una calle o por atacar a un funcionario policial.

De silenciar e ilegalizar a partidos políticos, censurar y cerrar medios de comunicación, perseguir, torturar, asesinar y tener fosas comunes, fueron expertos muchas figuras históricas nacionales e internacionales.

¿Qué tal si Nicolás Madudo aplicara los métodos de Juan Vicente Gómez? Algo así como quemar pezones y genitales a los que atacan instituciones públicas, insultan al mandatario, amenazan a los familiares de políticos, destruyen las calles o simplemente gritan por todos los medios de comunicación que no hay libertad de expresión y que viven en una dictadura.

En lugar de todo esto, a través de la Constituyente, Nicolás Maduro ha decidido darle el máximo poder al pueblo, lo cual representa la oportunidad de reorganizar el Estado mediante el aporte de los ciudadanos y votaciones universales, directas y secretas. En otras palabras, ha puesto su cargo a la orden al darle todo el poder al pueblo. Y aún así lo llaman dictador.