martes, 11 de abril de 2017

OEA, la mira imperial

Organizaciones Internacionales… Para muchos, padres de la democracia y protectores de los principios sociales; para mí, eufemismos sumisos a intereses políticos determinados.

La Organización de Estados Americanos (OEA) no se escapa de esta opinión. Y es que así lo ha demostrado a lo largo de los años. Esta organización no es más que un disfraz que dice buscar el fortalecimiento de la paz, seguridad, consolidar la democracia, promover los derechos humanos, y tantas mentiras más.

La OEA viene siendo un escenario de subordinación, donde el voto de varios Estados miembros se encuentra condicionado por la preservación de relaciones con otros países, en espacial Estados Unidos. Para muestra un botón: recordemos la amenaza que le hiciera el Senador estadounidense, Marcos Rubio, a República Dominicana, Haití y el Salvador para que votaran por la aprobación de la Carta Democrática en a Venezuela.

La dominación de Estados Unidos sobre la OEA no es algo nuevo de lo que pueda hablarse, pero siempre es importante tenerlo presente. La postura de alineación del organismo internacional hacia el Estado del Norte, se caracteriza por varios factores:
  • Su sede principal se encuentra en Whasington;
  • Las decisiones tomadas por el organismo siguen los lineamientos del Estado en cuestión; y
  • Estados Unidos es el mayor financiador de la OEA, aportando el 59% del presupuesto necesario, cuando representa sólo el 6% de los miembros que conforman la organización internacional... "Quien paga los mariachis escoge las canciones".
 Cuando hablamos sobre las decisiones alienadas a la visión de Estados Unidos podemos tomar como ejemplo la expulsión arbitraria de Cuba en 1962 por su adhesión al comunismo. Pero a esto se le suman las decisiones que transgreden los principios fundamentales de la OEA, como las rupturas de relaciones internacionales e imposición de bloqueos económicos (Caso República Dominicana, 1960). Decisiones como estas, en vez de mejorar las condiciones sociales o fungir como sanciones a quienes gobiernan las naciones, se revelan como herramientas que colaboran al detrimento de los pueblos. Esto, a pesar que el conglomerado de principios por los cuales "se rigen" llevan a un mismo fin: el bien común de los pueblos. O al menos eso dicen.
¡Pero vamos! No se confundan… Estamos hablando de una Organización Internacional que lucha por la preservación de los derechos humanos. Por lo tanto, poco importa si las medidas adoptadas o respaldadas llegan a violar otros derechos humanos. A fin de cuentas, tiene el mismo modus operandi que Estados Unidos implementa para los ataques militares: Bombardear en nombre de la paz, la democracia y los derechos humanos.
Pudiera surgir el comentario en contraposición a mi opinión, afirmando que la OEA es un organismo sin parcialidad alguna. Pero si así fuera: ¿Dónde está el pronunciamiento de esta organización respecto a las constantes represiones policiales sobre las personas afroamericanas en EE.UU?, ¿Qué pasa con los pronunciamientos por los ataques militares que implementa Estados Unidos en diversos países?, ¿Por qué este organismo adopta una apatía respecto a las constantes violaciones de los derechos humanos llevadas a cabo por el Estado del Norte en nombre de la democracia?

Cuando de interés político se trata, la evidencia se aprecia cuando, por ejemplo:
·     El Secretario Genela OEA exige a Venezuela que cese con la represión hacia los manifestantes “pacíficos” de la oposición, limitándose a lo expresado por algunos y omitiendo las inusuales y caracterizadas poses de los manifestantes ante los funcionarios policiales. Transformando un juicio de valor a un hecho ciertopolitizando la muerte de un joven y omitiendo la responsabilidad imputada al funcionario implicado en el hecho; y cuando:
·         El Secretario General se limita a hacer un llamado a la paz cívica en Paraguay, por los hechos de violencia que se produjeron en el parlamento de dicho país, donde se encarga de proyectar una notable prudencia en el discurso. Sin inmiscuirse demasiado en el hecho y olvidándolo con posterioridad para retomar el escenario venezolano.

Sólo basta escuchar las opiniones del Secretario General para determinar que en los asuntos internos de Venezuela, más que trabajo, invierte esfuerzo personal disfrazado de institucionalidad. Porque el hecho de exigir la realización de elecciones generales en un Estado, es tocar temas netamente internos, para lo cual es preciso recordar lo establecido en el artículo primero de la Carta de la OEA, el cual reza que ninguna de las disposiciones en ella contempladas, debe entenderse como una autorización a intervenir en los asuntos internos de los Estados miembros. Pero… ¿Qué es lo que ha venido haciendo este organismo a lo largo de su existencia? Sin duda, la actuación no guarda consonancia con los preceptos normativos.

¿Recuerdan la salida de Venezuela de la Corte Interamericana de Derechos Humanos y la controversia que esto generó? Lo que muchos no comentaban es que este órgano judicial de la OEA se rige por la alineación a los países hegemónicos del continente, y que lejos de hacer justicia, conocía de casos según sus intereses. Es por ello que durante el régimen puntofijista, la CIDH rara vez se daba por enterada sobre denuncias que implicaban al Estado venezolano con violaciones a derechos humanos; pero una vez llegado al poder el presidente Chávez, sorprendentemente casos como la masacre de Yumare, Amparo, el Caracazo, y muchos otros, comenzaron a ser objeto de estudio y desarrollo por la Corte, estableciendo la responsabilidad correspondiente al actual Estado venezolano por hechos ocurridos hace tantos años.
Pero si todo esto aún no es suficiente. Entonces resultará curioso que el mismo día que comenzaron las protestas violentas en la Ciudad de Caracas, el gobierno de Trump atacó con más de 50 misiles a Siria. ¿Y por quién se preocuparon los organismos internacionales? Respuesta: Por los “manifestantes pacíficos que fueron brutalmente reprimido por la dictadura venezolana”. De igual forma, el mismo día de estos acontecimientos, hubo escaramuzas en Bogotá y Buenos Aires, con gases y chorros de agua incluidos. Pero como Argentina, Colombia y Estados Unidos forman parte de los intereses hegemónicos de la palestra internacional, estos hechos fueron irrelevantes. Porque lo que realmente importa es Venezuela y cómo acabar con la dictadura castro-comunista.
¡Cuánta razón tenía Rafael Correa al afirmar que la OEA está totalmente influenciada por el poder de los países hegemónicos, y cuán ingenuos son quienes aún creen en las falacias maquilladas por estas organizaciones!